-Pues tendrá que despertarse
ya, son las 9 de la mañana.-oigo la voz chillona de Macarena.
-Mamá, no seas pesada. -le pide
mi madrastra.
-Dejadla descansar, el viaje de
ayer la dejó hecha polvo.-me defiende mi padre mientras yo vagueo por la cama.
-¡Yo hice el mismo viaje! -se
queja. Cada vez el tono es más alto. Lo peor es que cuanto más fuerte habla,
más aguda se vuelve su voz. Es... repugnante.
Decido que ya basta de hacer la croqueta en la
comodísima cama y me levanto. Me miro en el espejo de la puerta. Estoy
horrible. Mis pelos van cada uno en una dirección, mis ojos, rodeados por
enormes legañas, están hinchados de tanto dormir. Salgo tal cual. Están los
tres en el pasillo, junto a mi puerta. Paso por delante de ellos, mi objetivo
es llegar al baño sin que me asalte nadie.
-¡Pero ni buenos días dices!
-chilla quien ya sabéis.
-¡Buenos días! -digo, pegando
un portazo. Oigo murmullos. Dejo de escucharlos. Paso de todo. Solo quiero que
pasen rápidas las horas y poder volver a Málaga. Esto es un infierno.
-Cariño. -el plasta de mi padre
me mira nada más abrir la puerta. -¿vienes con nosotros a hacer la compra?
-Qué remedio. -bostezo.
El camino se me hace eterno. No
dejan de hablar de política en la radio, y el paisaje ya empieza a aburrirme.
-Papá. -digo dulcemente. Así
seguro que me saldré con la mía. -¿puedes cambiar de emisora? -asiente
sonriente. Adora que lo llame así, por eso solo lo utilizo en casos realmente
necesarios. Al girar la ruleta, una nube de interferencias cubre el ambiente.
Me tapo los oídos y hago un sonido desagradable.
-¡Voy voy! -vuelve a girar y
aparece la voz inconfundible de Malú. Oh sí, qué suerte tengo. -¡anda, mira por
donde!
-¿Te gusta? -pregunta la vieja.
Asiento pérdida en los acordes. -a mí…"ni fú ni fá". Algunas
canciones están muy bien.
-A Irene le gusta desde
pequeña. -interviene Anabel, como si me conociese de toda la vida. -me contó
Jordi que tu madre te ponía la canción de Aprendiz cuando estabas en la
barriga. -pongo cara indiferente.
-Y no veas como pataleaba.
-añade mi padre. -es muy… ay, ¿cómo se dice?
-Malulera. -le responde su
"amorcito".
-¡Qué mona! -opina Macarena.
Tierra trágame. No soy un bebé. Dejad de tratarme como tal. Casualmente, suena
con fuerza el estribillo y me siento enormemente identificada. Deshaceros de
mí… Intento concentrarme en la canción pero es demasiado tarde. Ha acabado.
También el viaje.
Nos adentramos en uno de los
centros comerciales más grandes de Madrid. Me dan mareos solo de verlo. Al
bajar la rampa que conduce al parking me doy cuenta de la cantidad de gente que
va a haber en el lugar. Están casi todas las plazas ocupadas. Mi padre resopla
dando vueltas con el coche.
-¡Ahí! -chillo al ver un hueco.
-Está muy lejos de los
ascensores. -replica. ¡Tan tiquismiquis como siempre!
-Amor, ¿no ves que no hay más?
-le explica Anabel. Por una vez piensa y descubro que debajo de su sedoso e
impecable pelo rubio (de bote) hay algunas neuronas que aún funcionan.
-Sí, tienes razón. Esto está
masificado hoy. -me muerdo los nudillos. Lo hago cada vez que me estreso. Sí,
estoy estresada. ¿Por qué no aparcó cuando se lo dije? Ah sí, lo olvidaba:
"está muy lejos de los ascensores". ¿Qué pasa, que si lo dice doña
uñas pintadas la plaza viaja hasta el ladito de los ascensores? Menudo
calzonazos.
Salimos del Audi y cruzamos los
aparcamientos. El olor raro y común del parking me invade. Avanzamos hasta la
otra punta esquivando coches y carritos de la compra. Camino decidida por el
supermercado del C.C, pero entonces dejo de oír los pasos de mi
"familia". Giro la cabeza y los veo. Miran embobados un maniquí. Me
echo sobre una columna. Resoplo una y otra vez. ¿Cuánto les durará el "empanamiento"?
-¿Te ayudo en algo? -un chico
que me saca unas dos cabezas me mira sonriente. Lleva el uniforme de la marca.
Me quedo completamente embobada. Es guapísimo.
-Eh… no… estoy esperando a…
-señalo al grupito de mi padre. El joven ríe y muero en el instante.
-Toma. -me deja el catálogo.
-así no te aburres… -y se va, dejando a su paso un rastro de perfume que
termina de aniquilarme. Aún no asimilo el intenso color de sus ojos. He visto
el mar reflejado en ellos. Vale, se me va. Mi lado poético siempre esperando un
buen momento para aflorar…
-¿Quién era ese? -me mira
sugerente mi madrastra. "Irene, actúa con normalidad", me digo.
-¿Ese? ¿quién? -desvío mi
mirada.
-No te hagas la tonta. -me
guiña un ojo. Qué pesada. Odio cuando se pone así.
-Me ha dado esto, no lo
conozco. -le doy la revista, que conserva su seductor olor.
-Oh, ¡ofertas, ofertas!
-exclama. Río. Sonríe al ver que por una vez, mi risa es sincera. Buscamos buen
marisco por la zona de la pescadería, cargo algunas botellas de mi refresco
favorito y me hacen dar vueltas para buscar latitas de uvas.
-Has pasado tres veces por este
pasillo. -ríe el guaperas de antes. Me sonrojo. A descubierto lo torpe que soy.
-¿qué necesitas?
-Uvas. -mis nervios no me dejan
construir una frase que tenga sentido gramatical.
-Acompáñeme señorita. -me pide
amablemente. "Contigo a cualquier parte", susurra mi mente. Tras
andar unos cuantos metros, frena en seco y se gira hacia un estante.-¿cuántas
necesitas?
-Cuatro, digo tres. -tartamudeo.
Mierda. Soy incapaz de aguantarle la mirada. Ese azul cielo me
desestabiliza.-cuatro, cuatro. -me sonrojo. El chico se pone de puntillas y su
camiseta se levanta. Me es imposible no mirar su espalda descubierta.
-Aquí tienes. -las agarro con
firmeza. Intentaré no tirarlas. Intentaré no volver a cagarla. -¡feliz año! -se
despide.
-¡Por fin! -exclama mi padre
quitándome las latas de las manos para introducirlas en el carro. -¿dónde
estaban?
-Ahí. -señalo el estante. Me
revuelve el pelo como si fuera un perro. Me escurro muerta de vergüenza.
Son las once y cincuenta y
cinco minutos. A nada de empezar el 2015. Dentro de lo que cabe no ha sido un
mal año. En realidad, para qué engañarnos, ha sido como el anterior. Las cosas
no han cambiado. Todo en mi vida sigue siendo igual de malo o bueno, según
quiera verlo. No dejo buscar un propósito de esos que luego no cumplimos. No se
me ocurre ninguno… Levanto la vista y veo a mi padre mordiéndole el labio a
Anabel. Por una vez no me parece asqueroso. Por una vez siento envidia. Puedo
sentir su felicidad, sus sonrisas hablan por sí solas. ¿Puedo proponerme ser
menos yo y ser más mi padre? Me gustaría
enamorarme, quiero sentir eso. Sí, venga. Probablemente a mitad de enero esta
escenita me volverá a parecer tan repugnante como el amor… Me pregunto si habrá
alguien que me cambie, en ese sentido. Me pregunto si habrá por ahí unos ojos
que me paralicen como los del dependiente.
-¡¡Los cuartos!! -grita
Macarena. Vuelvo en mí. Los presentadores cantan las campanadas como si les
fuera las vida en ello. Yo trato de no ahogarme. El reloj marca las 12
definitivamente y a mí me quedan dos uvas aún.
-¡¡FELIZ 2015!! -saltan de la
silla. Me uno a su euforia con una copa de champán. Brindo con énfasis. Hola,
nuevo año.
Recogemos la mesa y mi padre
saca una baraja de póker, su entretenimiento favorito.
-¿Vamos a empezar al año
jugando? -pregunto.
-¿Y cómo lo hemos empezado
otros años? -sonríe. Aún recuerdo las partidas de nochevieja con toda la
familia, cuando mis padres eran uno. -aunque tú
deberías estar de fiesta. -me riñe.
-¿Aquí, no? -me quejo. Ojalá
pudiera estar con mis amigos. Deben de estar pasándolo genial. Se produce un
silencio incómodo. No amargues la noche, Irene. Agarro las cartas y las barajo.
-¿Cómo se juega a esto?
-pregunta la madre de Anabel, muy interesada. Mi padre comienza a dar una larga
explicación con el sonido de las cartas mezclándose entre mis manos. Al final
la noche no es tan horrible. No es tan infierno como pensé. No es tan
insoportable como imaginé. Me tocan las mejores cartas, sonrío automáticamente.
Y así comienzo el año, una vez más. Porque que hay cosas que nunca cambian.
Hay que ver cuántas descripciones para cosas insignificantes y qué pocas para el chaval guapo (por no decir ninguna). Lo has hecho para que suframos, VERDAD? Jajajaja
ResponderEliminarEs curioso cómo celebra el año con "énfasis" pero sin embargo no muestra ninguna emoción.. XD
Y bueno... La mención descarada a Malú era cuestión de tiempo!! Jajaja
Buen capítulo,
Amor
Javi
Xx
Con ganas de leer el tercero!!!
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